miércoles, 19 de octubre de 2011

Hoy ha sido uno de esos días raros.
Aún sin digerir la triste noticia del fallecimiento repentino de mi amigo Juan Souto, hoy he amanecido en un hotel de Motril, y tras trabajar en un cliente toda la mañana, he cogido carretera en direccion a Almería. A las cuatro y media tenía que estar en otro cliente alli. De camino he parado a comer escogiendo el sitio al azar, como suelo hacer, y ha sido en un sitio llamado Calahonda. he tomado una calle, luego otra, según me daba, hasta que he llegado a la mismisima playa. Alli, un chiringuito perdido al pie de la arena de una playa casi solitaria era el candidato perfecto. De camarero un tipo tan moreno que se diría medio moro, hablando perfecto andaluz; en una mesa una señora mayor de voz cazallera, comentando con aquel avatares de la vida diaria. Una pareja de extranjeros, de vacaciones, paga y se va. Por la puerta veo la playa, las olas....aah qué tranquilidad. Parece una escena de una obra literaria: "Cuadro de costumbres". Con el cafe me ponen un sobrecito de azucar que tiene por detras una frase y que me gusta. Cuando el camarero retira la taza, y se intenta llevar el sobre de azucar, le digo: "No. déjeme el sobre, por favor, que me gusta la frase". La señora de la voz de hombre me pregunta "¿qué frase es? y ¿De quien es?".  De esa forma entablo conversación con el cuadro de costumbres y empiezo a formar parte de él. Tras el cafe, pago me levanto y me voy. Vuelvo a la realidad de la carretera de-los-cojones que va de Motril a Almería.

La frase: "En un mundo sin alma, no existen los pueblos, sino los mercados; no existen las personas, sino los consumidores; no existen las ciudades, sino las aglomeraciones" (Adolfo Perez Esquivel)

2 comentarios:

  1. Pues debía ser grande el sobrecito de azucar ¿no?... ;-))

    Inteligente frase, y muy oportuna a nuestro tiempo

    ResponderEliminar